De acuerdo con esta perspectiva, la venida de Jesús será en dos eventos separados. Primero vendrá secretamente para llevar a la iglesia al cielo; y luego, siete años después, vendrá en una demostración abierta de poder y gloria. En medio de esos dos eventos, se supone que el anticristo llegue al poder y que tome lugar la gran tribulación.
Pero la verdad es que la Biblia no habla en ninguna parte de esas dos venidas separadas de Jesús. No hay una segunda etapa de su venida que ocurre siete años después del así llamado “rapto”. Por cierto, la palabra “rapto” es también una invención de los teólogos. No se puede encontrar en la Biblia ni una sola vez. Es una palabra acuñada para la segunda venida de Jesús.
Ahora, esto es lo que encontramos en las Escrituras: El regreso de Cristo, la resurrección y el arrebatamiento de los santos para encontrar a Jesús en el aire, todo ocurre al mismo tiempo, en el fin del mundo. Por eso es que Jesús dijo: “Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20). Ahora, ¿por qué prometería Jesús que estaría con la iglesia hasta el fin del mundo si tenía la intención de venir siete años antes del fin para sacarlos del mundo? La promesa no tendría ningún significado.
Sin embargo, Pablo declara que los santos son arrebatados para encontrar al Señor al mismo tiempo que los muertos en Cristo son levantados. Él dice: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire” (1 Tesalonicenses 4:16,17).
Por favor recuerda que Jesús llamó a esta resurrección “el último día”. Pero, ¿cómo podría ser el “último día” si esta reunión de los santos ocurre siete años antes del fin del mundo? ¿Y cómo puede sonar la “final trompeta” si ese no fuera realmente el último momento en el tiempo? ¿Te puedes imaginar las tumbas abriéndose y a los justos levantándose y que nadie sepa que ha ocurrido?
Y considera este testimonio adicional de la palabra de Dios:
Decir que la segunda venida de Cristo para juntar a sus santos será en secreto, a la vista de estos textos claros de la Escritura, y a la ausencia de cualquier texto que siquiera tenga un indicio de que su regreso sea secreto, es negar que la Biblia sea la Palabra de Dios. En un intento por sostener su teoría artificial, los rapturistas citan a Mateo 24:40, 41 fuera de contexto.
Mira el pasaje completo:
“Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre. Porque cono en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. Entonces estarán dos hombres en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada” Jesús está claramente dibujando un paralelo entre la segunda venida y los días de Noé. Aquellos que entraron en el arca en el día de Noé, fueron salvos; y aquellos que rehusaron entrar en el arca, fueron dejados fuera. Pero, ¿para qué fueron dejados? ¿Para otra oportunidad? No. Obviamente fueron dejados para ser destruidos con el diluvio. Así, dice Jesús, será cuando él venga en el fin del mundo. Uno será llevado al cielo con Jesús y el otro será dejado para destrucción.
El versículo 51 aclara lo que sucederá a los que son dejados: “Y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes”. Lee Lucas 17:26-37 para el relato paralelo de Lucas de las mismas palabras de Jesús. En el versículo 36 se hace esta declaración: “Entonces estarán dos hombres en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado”.
Ahora nota el versículo 37 y la pregunta que hicieron los discípulos: “Y respondiendo, le dijeron:
¿Dónde, Señor?” Ellos querían saber dónde iban a ser dejados aquellos que no fueron al cielo. Nota la clara respuesta de Jesús: “Él les dijo: Donde estuviere el cuerpo, allí se juntarán también las águilas”. Nota cómo Jesús enseñó que los cuerpos de los malvados van a ser dejados en el suelo para que las águilas los consuman. La Escritura es demasiado llana para ser malinterpretada.
Sólo al aceptar todo lo que la Biblia dice podemos estar a salvo de tales enseñanzas engañosas que están confundiendo a millones de cristianos sinceros hoy, con relación al evento más glorioso de todas las edades: la segunda venida de Jesucristo. Ahora me doy cuenta de que los rapturistas se aferran a los textos que asemejan la venida del Señor a “un ladrón en la noche”. Ellos asumen que tiene que ser una venida silenciosa y secreta. Pero, ¿realmente significa eso?
Mostraremos que definitivamente no significa eso. He aquí uno de esos textos en 2 Pedro 3:10:
“Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos”. Obviamente la parte del “ladrón” no tiene nada que ver con secreto, ¡porque los cielos pasarán con gran estruendo! Y si el venir “como un ladrón” es el rapto secreto que ocurre siete años antes del fin del mundo, ¿cómo pueden “pasar” los cielos y la tierra, como lo describe Pedro? ¡Los cielos y la tierra no pudieron haber pasado siete años antes que el mundo termine: ese es el fin!
La verdad es que el mismo Jesús explicó claramente cómo la llegada de un ladrón pudiera relacionarse con su venida: “Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro señor. Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa” (Mateo 24:42, 43). ¡Helo ahí, tan llano y simple! El ladrón vendría inesperadamente, cuando los dueños no estaban buscando uno. De la misma manera, su venida tomaría a la gente por sorpresa.
Ellos no estarían vigilando o buscándolo.
Por ejemplo, Pablo usa la palabra “parousia” en el famoso capítulo del rapto de 1 Tesalonicenses 4, hablando de la venida de nuestro Señor y de nuestra reunión con Él. Luego pasa directamente a mostrar que esta “parousia” destruirá al hombre de pecado. Hablando del anticristo, Pablo dice: “a quien el Señor …destruirá con el resplandor de su venida (parousia)” (2 Tesalonicenses 2:8).
Estos textos describen claramente la venida (parousia) de Cristo ocurriendo después del reinado del hombre de pecado, no como un rapto de escape antes de que comience el reinado del anticristo. La otra palabra griega, “apokalupsis” (revelación), se usa de una manera que indica que no es una venida aparte del tiempo en que los creyentes son reunidos.
Pedro dijo: “sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado (apokalupsis)” (1 Pedro 1:“3). ¿Por qué exhortar a los cristianos a mantenerse esperando hasta el fin del mundo por la gracia traída a través de la revelación de Cristo, si la verdadera esperanza de ellos era un rapto secreto siete años antes de la revelación?
Ahora mira algunos versículos que prueban sin lugar a dudas que las dos palabras, “parousia” y “apokalupsis”, se refieren al mismo evento. En Mateo 24:37 leemos: “Mas como en los días de Noé, así será la venida (parousia) del Hijo del hombre”. El reporte de Lucas del mismo pasaje dice: “Como fue en los días de Noé… Así será el día en que el Hijo del Hombre se mani-fieste (apokalupsis)” (Lucas 17:26, 30). Esto muestra que la venida (parousia) de Cristo y la manifestación (apokalupsis) de Cristo son un mismo evento. No existe absolutamente ninguna base para colocar siete años de por medio.
Muchos maestros dispensacionalistas pretenden que el rapto no es realmente la “venida” de Jesús. Dicen que su venida es cuando Cristo regresa en poder siete años después del rapto. ¡Pero qué explicación tan contradictoria y confusa es esta! La verdad es que hay muchos textos que amonestan a los cristianos a esperar y velar por el regreso del Señor. Por ejemplo, Santiago 5:7 dice: “Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor”. Pero, ¿por qué deberían los cristianos tener paciencia hasta la venida del Señor si habrá un rapto secreto para llevarlos al cielo siete años antes de su venida?
Tan extraño como parezca, todo este falso rapto secreto se construye sobre una repetición constante de palabras e ideas que no se encuentran para nada en la Biblia.
Pero han sido repetidas tan a menudo que millones han asumido que tienen que ser sólidamente bíblicas. Veamos algunos de los textos que se han usado para apoyar la doctrina de una venida de Cristo en dos etapas. Y por favor nota que ninguno de ellos realmente dice lo que algunos tratan de leer en ellos. De hecho, es sólo después que una persona ya ha asumido que Cristo regresará en dos venidas separadas, que estos versículos pueden siquiera sugerir la idea.
Apocalipsis 3:10 se cita a menudo para tratar de probar que los justos serán tomados fuera de este mundo antes de la tribulación. “Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra”. Es obvio inmediatamente que este texto no habla para nada de los justos abandonando este mundo. Jesús clarificó completamente el significado con algo que él dijo en Juan 17:6, 15, lo cual suena muy similar. “Y han guardado tu palabra. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal”. No pierdas el significado del término “guardado tu palabra” en ambos textos. Las dos declaraciones están hablando del mismo grupo de personas: los fieles.
Ahora, si esos que han “guardado la palabra” pueden ser “guardados del mal” del mundo sin ser sacados de él, ¿por qué debemos suponer que se requiere una venida especial y un rapto secreto para que los que “guardaron la palabra” sean “guardados en la hora de la tentación”? Sea lo que sea que se enseñe en Apocalipsis 3:10, es evidente que no se indica ninguna estra venida de Cristo.
La verdadera doctrina bíblica tiene que estar basada sobre las declaraciones claras de lo que toda la Biblia enseña sobre un tema, y no sobre versículos que solamente ofrecen inferencias borrosas. Lucas 21:36 es un ejemplo de eso mismo. Jesús dijo a sus discípulos: “Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenido por dignos de escapar de todas las cosas que vendrán”. ¿Cómo? ¿Por medio de un rapto secreto para llevarlos al cielo siete años antes del fin del mundo? Definitivamente no, porque en la oración de Jesús leemos: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal”.
Cuando Él les dijo que “oraran… para es capar”, debió haber significado lo mismo que cuando oró: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes”. Esto elimina completamente cualquier rapto. El texto que se usa para probar el rapto, en realidad prohíbe que los santos sean quitados de este mundo durante el tiempo de prueba.
De hecho, la verdad es todo lo opuesto. No hay ninguna evidencia que dar. La mayoría de los estudiantes de la Biblia se sorprenden al descubrir que los rapturistas tratan de justificar sus siete años sacando una profecía de Daniel completamente fuera de su contexto. En Daniel 9:24-27 Dios pronunció una osada profecía concerniente al período de prueba de la nación de Israel. Le dijo a Daniel: “Setenta semanas (‘semanas de años’ RSV) están determinadas sobre tu pueblo… para acabar la prevaricación y concluir el pecado” (vers. 24). Por favor nota que Dios le iba a permitir setenta semanas al pueblo de Daniel para ver qué harían con el mesías cuando apareciera.
Las setenta semanas son tiempo profético, y cada día representa un año literal (Ezequiel 4:6). Así que las setenta semanas serían un período literal de 490 años, después de los cuales los israelitas ya no serían el pueblo de Dios. Iban a ser rechazados como nación por causa de su rechazo al mesías.
En Daniel 9:25, no pases por alto el punto de que la profecía de las setenta semanas iba a comenzar con el decreto para restaurar a Jerusalén. Esa fecha tan bien conocida es el 457 a.C., cuando Artajerjes envió el decreto (Esdras 7:13). Desde esa fecha (el 457 a.C.) los judíos tendrían exactamente 490 años para terminar de llenar su copa de iniquidad al rechazar al mesías. Ese período de prueba de 490 años, terminó en el año 34 d.C., y los judíos dejaron de ser el pueblo escogido de Dios. Daniel 9:25 dice que el mesías sería ungido después que pasaran 69 de esas semanas proféticas, que son 483 años desde la fecha del decreto del 457 a.C. No hace falta ningún matemático para determinar el final de esa predicción.
Esto nos trae al año 27 d.C., el mismo año en que Jesús fue bautizado por Juan, y el Espíritu Santo lo ungió para su ministerio. Ya que “Mesías” significa “El Ungido”, este tenía que ser el cumplimiento de la profecía de Daniel, que dice que el Mesías aparecería en el año 27 d.C. Ahora, marca este hecho: setenta semanas fueron asignadas para el tiempo de prueba judío, pero Cristo apareció como el Mesías después de sesenta y nueve semanas.
Eso deja la septuagésima semana para que Cristo ministrara antes que terminara el tiempo de prueba de los judíos. ¿Qué iba a suceder en la septuagésima semana? Daniel 9:27 nos dice: “Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda”.
La mitad de la semana serían tres días proféticos y medio (años literales) a partir de su bautismo. Y de acuerdo con la Biblia, el ministerio de Jesús duró tres años y medio. En la primavera del año 31 d.C., Él fue crucificado. El velo del templo fe rasgado (Mateo 27:51), significando el final de los sacrificios. Él causó que cesaran, por medio de su muerte. Otros tres años y medio nos llevarían al final de las setenta semanas y al final del tiempo de prueba de los judíos.
Durante esos tres años y medio, los discípulos trabajaron extensamente en favor de los judíos. Pero en el año 34 d.C. terminaron las setenta semanas, Esteban fue apedreado y el evangelio comenzó a ir a los gentiles (Hechos 8:4). Los judíos habían rechazado el mensaje del evangelio y ya no eran más el pueblo de Dios (exactamente como Daniel había predicho). De aquí en adelante podrían salvarse sólo como individuos, exactamente de la misma manera que los gentiles. Como nación, habían sido rechazados como el pueblo escogido. Esta es la manera como la Biblia describe ese rechazo:
¡Absolutamente! Pero deben aferrarse desesperadamente de algún texto de apoyo para sus siete años. Ellos están de acuerdo en que las sesenta y nueve semanas de Daniel 9:25 se refieren al período anterior al advenimiento, pero insertan un intervalo de 2,000 años antes de que se cumpla la septuagésima semana. Asignan 69 semanas, más 2,000 años, más una semana, o un total de 2490 años.
Por medio de esta desviada manipulación de la Palabra de Dios, los rapturistas creen que han extendido el tiempo de prueba de los judíos. Y basados en esto, enseñan que todos los judíos carnales serán salvos en una segunda gran oportunidad, después que ocurra el “rapto secreto”.
La tragedia de la teoría del rapto es que toma estos hermosos versículos de Daniel 9:24-27 que predicen la venida de Jesús, su bautismo y crucifixión, y los aplican al anticristo. Hacen esto cuando dicen que es el anticristo el que causa que terminen los sacrificios y las ofrendas, después de tres años y medio. Pero Daniel declara que fue Jesús quien causó que cesara el sistema de sacrificios de los judíos, cuando murió en la cruz. Una malinterpretación que confunde algo que Cristo ha hecho, y en cambio, lo aplica al Diablo, es ciertamente una ocurrencia trágica. Y sin embargo, esa es la única manera en que uno pudiera llegar a un período de tribulación de siete años. ¡Qué triste!
Las palabras de Pablo son tan claras, que se hace difícil comentarlas. ¿Cómo pudieran ser más claras? La venida de Cristo no tomará lugar “sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado”. Enséñale estas palabras a cualquier niño que ha aprendido a leer; muéstraselas a cualquiera que no ha sido prejuiciado con interpretaciones “privadas”, y dirán: “Estos versículos dicen que el hombre de pecado (anticristo) va a ser revelado antes que Jesús venga”.
Pablo no se está refiriendo a algún superhombre que aparecería súbitamente 2,000 años después de sus epístolas. Él escribió:
“Porque el misterio de iniquidad ya está trabajando” (vers. 7). Mientras Pablo estaba vivo, él combatió el espíritu del anticristo, que ya emergía. Para el sexto siglo d.C., el anticristo había madurado. Sin embargo, el acto coronador en el gran drama de decepción ocurre justo antes del regreso de Cristo: “Y entonces será manifestado aquel inicuo, al cual el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida” (vers.8). Esto dice claramente que el anticristo será destruido cuando Cristo venga. Él no llega después de la Segunda Venida.
Y aquí está la clarificación que corona todo este asunto. Apocalipsis 20:4 nos asegura que algunos de los que son levantados en la primera resurrección, ¡serán los que rehusaron adorar a la bestia y recibir su marca! Es evidente cuán completamente esto destruye la escuela futurista de interpretación profética. Porque ellos pretenden que el surgimiento del anticristo y la imposición de su marca deben buscarse después de la primera resurrección, y de lo que ellos llaman el rapto secreto.
Recientemente, un predicador en la radio expresó esta creencia: “Yo no espero estar aquí cuando la bestia esté aplicando su marca sobre la gente. Espero subir en el rapto y estar en el cielo durante el tiempo de la gran tribulación”. Pero estos versículos declaran que algunos de los que salen en la “primera resurrección”, cuando Cristo venga por segunda vez, ¡ya han rehusado adorar al anticristo o recibir su marca! Por eso, el anticristo ya tiene que haber estado en el escenario de acción llevando a cabo su trabajo opresor antes de la “primera resurrección”, y mucho antes de la segunda venida de Jesús.
En este momento, sin tratar de tratar de establecer la identidad del anticristo, notemos cómo se originó esta enseñanza (que el anticristo vendrá en el futuro). En el tiempo de la Reforma, la mayoría de los reformadores entendieron que la profecía del el anticristo se refería al gran sistema del catolicismo apóstata que se desarrolló durante la Edad Media. Por supuesto, a Roma no le gustó esta interpretación.
Por favor nota el curso de acción de Roma para anular esta interpretación:
“Tan grande era la influencia que la convicción de que el papado era el anticristo tenía sobre las mentes de los hombres, que al fin, Roma vio que tenía que agitarse y tratar de contrarrestar la identificación del papado con el anticristo, proponiendo otros sistemas de interpretación.
En consecuencia, hacia el cierre del siglo de la Reforma, dos de los doctores más letrados se dieron a la tarea (cada uno procurando por diferentes medios para lograr lo mismo) de desviar las mentes de los hombres para que no percibieran el cumplimiento de las profecías del anticristo en el sistema papal.
El jesuita Alcazar se dedicó a traer a la prominencia el método preterista de interpretación, …y así se esforzó en mostrar que las profecías del anticristo se cumplieron antes de que los papas gobernaran en Roma, y que por ello, no se podían aplicar al papado.
Por otra parte, el jesuita Ribera trató de rechazar la aplicación de estas profecías al poder papal, haciendo resaltar el sistema futurista, el cual afirma que estas profecías se refieren propiamente, no a la carrera del papado, sino a algún individuo sobrenatural futuro, que todavía ha de aparecer, y que continuará en el poder por tres años y medio. Por eso, como dice Alford, el jesuita Ribera, por el año 1580 d.C., puede considerarse como el fundador del sistema futurista de los tiempos modernos.
Es un motivo de profundo pesar el que aquellos que defienden el sistema futurista en el presente, protestantes en su mayoría, realmente están jugando en las manos de Roma, y ayudando a proteger al papado de ser detectado como el anticristo”. En consecuencia, toda la teoría del rapto secreto con su anticristo futuro tuvo su origen con los jesuitas, en un intento de remover la culpa del papado. El origen de la venida de Cristo en dos fases tiene una historia igualmente desagradable. No fue sino hasta por el año 1830 que esta perspectiva se comenzó a enseñar.
En la iglesia escocesa pastoreada por Edward Irving, una Señorita, Margaret McDonald, dio lo que se consideró entonces como una declaración inspirada. Habló de la visible, abierta y gloriosa segunda venida de Cristo.
Pero mientras continuaba su declaración, habló de otra venida de Cristo, una venida especial y secreta en la cual aquellos que estuvieran verdaderamente listos serían arrebatados. La enseñanza se esparció hasta los Estados Unidos entre los años 1850 y 1860, donde iba a recibir su mayor impulso cuando Cyrus Ingerson Scofield, un fuerte creyente en las enseñanzas de Darby, la incorporó en las notas de su Biblia Scofield de Referencia, la cual fue publicada en el 1909. Desde entonces, esta opinión ha sido aceptada ampliamente (a menudo por gente que no está al tanto de que ésta no era la creencia sostenida por los cristianos a través de los siglos). Muchos cristianos sinceros sostienen hoy esta opinión, y nunca han cuestionado su autoridad.
Oswald Smith, un ministro notable y autor, de Toronto, dice en su folleto Tribulación o Rapto, ¿Cuál?, que él una vez sostuvo la enseñanza de las dos etapas, pero que cuando comenzó a buscar en la Escritura por sí mismo, descubrió que no existe ni un sólo versículo en la Biblia que sostenga esta opinión. Él confesó: “Se me había dicho que la palabra griega ‘parousia’ siempre se refería al rapto y que otras palabras se usaban para el regreso de Cristo en gloria …pero encontré que eso no es verdad. ... Podríamos estudiar todos los escritores del Nuevo Testamento, y fracasaríamos en encontrar cualquier indicación del así llamado regreso en ‘dos etapas’ de nuestro Señor… Esa teoría tuvo que ser inventada por el hombre. Busca y verás. No existe ningún versículo en la Biblia que siquiera la mencione”.
Cuando Jesús venga por segunda vez, Él traerá en su mano “una hoz aguda” (Apocalipsis 14:14). Éste es el tiempo de la siega, después de sesenta siglos de sembrar las semillas del pecado. Éste es el tiempo de la siega, y “la siega es el fin del mundo” (Mateo 13:39) “Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada” (Apocalipsis 14:16). Jeremías verdaderamente dijo: “Pasó la siega …y nosotros no hemos sido salvos” (Jeremías 8:20). No puede haber salvación alguna después que sea segada la cosecha de la tierra, lo cual será en la venida de Cristo.
Cuando aparezca Jesús y sus santos ángeles con él, entonces “serán reunidas delante de él todas las naciones” (Mateo 25:32). Sólo habrá dos clases en esa gran compañía. El destino de cada uno ha sido sellado por lo que hizo antes de la venida de Cristo.
Estemos firmes en la Palabra de Dios solamente, y rechacemos estas ideas creadas por el hombre para complacer al hombre y que forman el conglomerado de toda la teoría del rapto. Como hemos notado, la Biblia enseña claramente que Jesucristo volverá por segunda vez en gloriosa majestad para llevar a sus redimidos con Él al hogar.
Será un evento personal, visible y trascendental que todo el que esté vivo lo notará. Los justos serán arrebatados para encontrar al Señor en el aire (1 Tesalonicenses 4:17), mientras que los malvados serán muertos por el resplandor de esa venida (2 Tesalonicenses 2:8). Estudiemos nuestras Biblias cuidadosamente para que no seamos engañados en lo concerniente a la más importante y maravillosa esperanza: la segunda venida de Jesús.
ENDNOTES
1 Reverend Joseph Tanner, Daniel and the Revelation, pp. 16, 17. (See also L. E. Froom, The Prophetic Faith of Our Fathers, Vol 2, Review and Herald Publishing Association, 1950, pp. 484-510.)
2 Dave MacPherson, The Incredible Cover-up, Logos International, 1975, Omega Publications, Medford, OR